Reflexiones de la vida y la muerte.

El sábado pasado tuve un episodio algo amargo. Falleció un primo político de mi nonna. En si, la ausencia de esa persona me sorprende, pero no me duele, porque no era cercano a mi. Me sorprende porque hace 15 días atrás yo había hablado con esa persona, en Mar del Plata, pero pobre hombre tuvo un triste final.
En Abril de el 2011, a este hombre le falleció la esposa, la mujer que lo acompaño toda su vida hasta el final. Después de este suceso, 10 meses después, este hombre fallece.
A lo que voy con esto es que, es indescriptible la tristeza de dejar ir al amor de tu vida, y a partir de ahí quedar soltarle la mano a la vida, porque fue así. Si uno es fuerte, tranquilamente puede seguir viviendo, Tengo el ejemplo muy presente de quien fue mi bisabuela, la abuela de mi mamá, que con su marido se llevaban 13 años, cuando el murió, obviamente, se le fue su compañero de vida, pero no bajó los brazos. Sabia que tenía hijos a los que amaba y nietos a quien amaba también y a la vez los malcriaba. y así logró vivir 10 años más. Los más sorprendente fue que fallecieron con la misma edad, tenían 86 años cuando cada uno murió. Pero este hombre, fue distinto. No tuvo fuerzas para afrontar la soledad y se tiró abajo.
En mi caso, tampoco soportaría que mi hombre de vida se me vaya, prefiero morir de cáncer que morir de tristeza.
Otra cosa que me sorprende mucho es el énfasis que la gente de la 3ra edad le pone a los velatorios. No trasnochan para festejar un cumpleaños, un casamiento, un 15 años, alguna navidad. Pero para los velatorios son capaces de estar de principio a fin. No lo puedo creer, y yo en los velatorios no puedo estar, prefiero quedarme con la imagen viva de esa persona que verla vestida de blanco en un cajón.
Y por último, algo que ya dije y vuelvo a decir es que no puedo ver a mi viejo llorar. Con este suceso siempre se empiezan hablar de fechas y recuerdos, cuando le empiezan a hablar de su padre, mi nonno, es inevitable que se le llenen los ojos de lágrimas, y a veces al punto de no poder hablar más. Me duele tanto. Lo extraña demasiado, como yo también lo extraño y siempre en algún momento del día, pienso en él. Pero por suerte mi viejo no se deja estar y sigue. Y yo tuve que aprender a no dejarme estar, y a veces siento que me caigo, pero siempre hay una luz que me levanta y sigo adelante.
Hoy fui al nuevo departamento de mi nonna (que queda en Caseros) y estaba todo obscuro y silencioso. Antiguamente mis nonnos vivían en Lomas del Mirador, donde pasé toda mi infancia y muchos domingos en familia.
Pero el departamento hoy tenía un olor especial, un olor en el ambiente, el que siempre tuvo la otra casa. Por un instante me encontré allá, en Lomas del Mirador y se me vinieron muchos recuerdos en la cabeza. Fue un segundo hermoso, que enseguida se apago para abrir paso a ese departamento desconocido, obscuro y triste para mi. Sinceramente, me dieron muchas ganas de llorar por ese pasado, que ya pasó, Pero agradecida de haberlo vivido.